Aunque en menor número con respecto a los hombres, las mujeres estaban presentes en nuestro trabajo, pero no fue hasta entonces cuando nos empezamos a enfrentar a casos de mujeres con TEA de alto funcionamiento, y es ahí cuando nuestras alarmas se dispararon. Encontramos claras diferencias que nos hicieron plantearnos el desconocimiento que teníamos hacia lo que estábamos tratando.
Ese fue nuestro primer paso, reconocer como un nuevo reto profesional la intervención diferente ante un perfil diferente dentro del Espectro.
Ante las numerosas dudas que nos surgían decidimos crear una mesa de trabajo especializada en mujer para poder definir una ruta en la que todo el equipo fuéramos participes, con el objetivo de poder atender y ayudar a las mujeres con TEA de alto de funcionamiento.